viernes, 1 de abril de 2016

Filosofía


Método de Ascenso de lo Abstracto a lo Concreto*
(Primera parte)

Mitrofan Alexeiev

A PESAR DE QUE EL PROBLEMA del ascenso de lo abstracto a lo concreto se planteó hace ya mucho tiempo en la historia de la dialéctica, aún no ha sido analizado de modo adecuado en nuestra literatura filosófica. No hay un solo artículo dedicado en especial a revelar su esencia y contenido, sin mencionar ya obras más extensas, no obstante su enorme importancia, tanto para explicar el método dialéctico como para resolver los procedimientos en estudios específicos de la lógica dialéctica.

        El insuficiente examen de esta importantísima forma del método dialéctico se pone en evidencia en especial al considerar que hace ya mucho tiempo se dieron brillantes ejemplos de su aplicación científica. Nos referimos a la Contribución a la crítica de la economía política y a El Capital de Marx, donde el ascenso se efectúa en forma clásica, al analizar una rama determinada del conocimiento: la economía política del capitalismo. En base a la experiencia de Marx, y utilizando las formulaciones metodológicas, los filósofos están obligados a desarrollar una teoría general, argumentada de manera multilateral, del ascenso de lo abstracto a lo concreto.

        En esta breve Introducción nos limitaremos a examinar solo algunos aspectos de este importante y complejo problema, puesto que nuestra tarea principal no es revelar el procedimiento del ascenso de lo abstracto a lo concreto, sino analizar la dialéctica inherente a las formas del pensamiento. Para ello recurriremos de continuo a El Capital y a la Contribución a la crítica de la economía política, debido a que no hay otras obras científicas en las que se haya aplicado el procedimiento aludido.

        Precisaremos en primer lugar los conceptos básicos. Los términos “abstracto” y “concreto” se emplean en la literatura filosófica con los más diversos significados, pero solo uno de ellos corresponde al procedimiento del que nos ocupamos. Este significado es el de “unilateral” y “multilateral”. Al analizar el ascenso de lo abstracto a lo concreto, entendemos como abstracto lo unilateral, incompleto, “pobre”; como concreto, por el contrario, lo multilateral, completo, “rico”. Lo abstracto aparece como un aspecto del todo; lo concreto, como varias, numerosas facetas del todo: es la unidad de la diversidad. Por consiguiente, dichos conceptos son categorías universales que abarcan toda la esfera del ser: la naturaleza, la sociedad y el pensamiento. Si bien este último es por sí mismo algo abstracto, en él se halla igualmente lo concreto. Ambas categorías existen en la naturaleza, en el ser. No es casual que Lenin dijera: “… La naturaleza es a la vez concreta y abstracta…” [Cuadernos Filosóficos] En la sociedad tenemos como ejemplo el trabajo abstracto y concreto establecido por Marx, tal como se manifiesta en toda economía mercantil, tanto en la economía mercantil simple como en la capitalista.

        Lo abstracto y lo concreto forman una unidad dialéctica: al mismo tiempo que se niegan y oponen entre sí, se implican y complementan. No existe lo abstracto sin lo concreto, ni éste sin aquél.

        Puesto que estos términos existen como una unidad indisoluble en todos los fenómenos de la realidad efectiva, el investigador se ocupa de ambos, aunque de distinta manera, al conocerlos. En su estudio de los objetos comienza por analizar lo concreto, separando los diversos momentos abstractos. Luego retorna a lo concreto, pero tomándolo ya como un todo compuesto y subordinado a leyes. El proceso del conocimiento, considerado en su conjunto, se divide en dos etapas: el movimiento de lo concreto a lo abstracto, y el inverso, de lo abstracto a lo concreto. Al mismo tiempo se efectúa la recreación de lo concreto y lo abstracto en el pensamiento mismo, cierto es que de un modo específico. Lo concreto en la realidad es el punto de partida para el conocimiento de la verdad, y lo concreto en el pensamiento, el punto final. Luego se hace posible la aplicación práctica de la verdad.

        El procedimiento ascensional que analizamos corresponde a la segunda mitad del proceso cognoscitivo: “lo abstracto-concreto”.

        Luego de haber establecido el concepto de lo abstracto y lo concreto, pasaremos a explicar el método de ascenso en cuestión.

        En la exposición de su esencia y contenido examinaremos los siguientes problemas: punto de partida (“comienzo”); etapas del ascenso y su resultado general; procedimientos lógicos que se aplican en el método ascensional; importancia del mismo.

A) Punto de partida del método

Toda investigación debe empezar por algo, debe tener su punto de partida. ¿Cuál es el del método ascensional? La investigación del objeto por este método no comienza simplemente por lo abstracto, sino por lo más abstracto. La categoría separada como punto de partida debe caracterizar al objeto de la manera más abstracta, más “pobre”. En el método explicado por Marx en El Capital y en la Contribución a la crítica de la economía política, este comienzo no es el dinero, ni el valor, ni el capital, sino la mercancía. Esta categoría, la más pobre de la producción burguesa, la caracteriza de modo más abstracto, y no expresa en absoluto sus caracteres específicos. Quien solo sabe que la producción burguesa está fundada en relaciones mercantiles tiene nociones muy deficientes sobre la misma. Por eso Marx comienza su estudio del capitalismo a partir de la mercancía.

        El comienzo metodológico no es solo la categoría más abstracta, sino también la más inmediata (se entiende, en los límites del sistema que se examina) y la más simple. Su inmediación consiste en que se manifiesta sin mediación alguna, no implica categoría alguna de otra especie. Para establecer relaciones mercantiles, por ejemplo, no es necesario ser capitalista, ni obrero, ni terrateniente, no hace falta tener máquinas, ni fábricas, ni bienes: solo hay que tener en propiedad alguna cosa y cambiarla por otra. La mercancía es, en este sentido, una relación directa. Pero al mismo tiempo es la relación más simple de la producción capitalista, porque está en la superficie y es visible para todos. En el capitalismo no hay nada más evidente que la mercancía (si bien ésta oculta en su seno el profundo secreto del fetichismo de las relaciones humanas, inaccesible al conocimiento corriente).

        Por otra parte, además de ser la categoría más abstracta e inmediata, el comienzo del método de ascenso tiene también la propiedad de ser la más general. El punto inicial del ascenso se abre paso por todas las otras categorías del sistema estudiado, está en la base de todas ellas, que sin él simplemente no existirían.

        Respecto de la mercancía como punto inicial de la producción capitalista, el propio Marx señala este rasgo del “comienzo”: “… la forma mercancía –dice– es la forma más general y rudimentaria de la producción burguesa…” [El Capital]. La mercancía, las relaciones mercantiles, son comunes a todas las otras relaciones de la sociedad burguesa: las que existen entre el vendedor y el comprador, el acreedor y el deudor, el capitalista y el obrero, el terrateniente y el arrendatario, etc. Son por ello las relaciones más universales.

        Lenin resumió muy bien los rasgos señalados del punto de partida (los de ser la categoría más abstracta e inmediata, más imple y general), en su aplicación a la economía política, con las siguientes palabras: “El comienzo –el ‘Ser’ más simple, común, inmediato, de masas: la mercancía singular (el ‘Sein’ en economía política)” [Cuadernos Filosóficos].

        Sin embargo, el “comienzo” no sería el punto inicial del ascenso de lo abstracto a lo concreto, si no tuviera además el rasgo esencial de ser el “núcleo”, la célula elemental del objeto estudiado.

        La “célula” que sirve de punto de partida es el origen del cual se desarrolla todo lo demás, lo que encierra las otras categorías del sistema, las condiciona y engendra de modo necesario. El comienzo del ascenso de lo abstracto a lo concreto debe ser tal “célula”, tal forma elemental. “La riqueza de las sociedades –escribe Marx– en que impera el régimen capitalista de producción se nos aparece como un inmenso arsenal de mercancías y la mercancía como su forma elemental. Por eso nuestra investigación arranca del análisis de la mercancía” [El Capital]. Aquí Marx se refiere en forma directa a la mercancía como célula de la producción capitalista, y de este modo fundamenta por qué comienza su análisis a partir de dicha categoría económica, y no de otra.

        Por consiguiente, no se puede tomar como punto inicial del ascenso de lo abstracto a lo concreto una categoría que no sea la célula del todo que se estudia. El rasgo principal y más distintivo del “comienzo” es quizá que concentra en embrión todas las contradicciones de que está colmado el sistema. Mas por lo común no se presta debida atención a este rasgo, a pesar de que desempeña un papel decisivo en el proceso de ascenso de lo abstracto a lo concreto.

        La existencia objetiva del “comienzo” determina su carácter contradictorio, pues, como es sabido, todo lo que existe objetivamente encierra contradicciones. Por otra parte, su papel de célula, de núcleo no desarrollado, explica de modo exclusivo por qué existen en él, como embrión, las contradicciones del todo. La necesidad de analizar en el “comienzo” todas las contradicciones del sistema tiene su origen en la esencia del ascenso de lo abstracto a lo concreto. Este procedimiento tiene la misión de reproducir toda la compleja dialéctica del objeto, la dialéctica en su integridad, para lo cual debe empezar por la contradicción más simple, encerrada ya en el punto de partida, pasando luego a otras más complejas.

        En este sentido también es un claro ejemplo el análisis marxista de la mercancía. Desde el primer momento Marx revela la contradicción interna que se da en la mercancía, en la que son opuestos contrarios el valor de uso y el valor de cambio. La investigación posterior muestra que esta oposición se acentúa sin cesar con el paso de una categoría a otra, transformándose en otra contradicción. La contradicción de la mercancía (negación) se resuelve en el dinero, la de éste en capital, etc. Pero de esto hablaremos después con más detalle.

        Vemos así que el punto de partida, o “comienzo” del proceso de ascenso de lo abstracto a lo concreto, se caracteriza por los siguientes rasgos fundamentales. Es la relación más abstracta, más inmediata y general del todo; encierra como en embrión, las contradicciones del todo; es el núcleo o forma elemental del sistema investigado. Estos son precisamente los caracteres con que Lenin determina el “comienzo” del proceso ascensional. “En El Capital –escribe– Marx analiza primero la relación más simple, más ordinaria y fundamental, más común y cotidiana de la sociedad burguesa (la mercancía), una relación que se encuentra miles de millones de veces, a saber, el intercambio de mercancías. En ese fenómeno sencillísimo (en esa ‘célula’ de la sociedad burguesa) el análisis revela todas las contradicciones (o los gérmenes de todas las contradicciones) de la sociedad moderna. La posterior exposición nos muestra el desarrollo (a la vez crecimiento y movimiento) de dichas contradicciones y de esa sociedad en la de sus partes individuales, de su comienzo a su fin.” [Cuadernos Filosóficos]. Después de esta afirmación, Lenin agrega: “Tal debe ser también el método de exposición (o estudio) de la dialéctica en general (porque para Marx la dialéctica de la sociedad burguesa es solo un caso particular de la dialéctica)” [Cuadernos Filosóficos]. Por consiguiente, lo que dice Lenin sobre el ascenso en El Capital (y precisamente de ello se trata, aunque no emplea aquí dicho término), se refiere al ascenso de lo abstracto a lo concreto en cualquier otra ciencia.

        Para establecer el punto de partida metódico, y por consiguiente para el movimiento en su conjunto, se necesitan diversas condiciones o premisas objetivas y subjetivas. Si éstas no existen, se torna inaccesible la tarea de descubrir el “comienzo” del ascenso con los caracteres indicados más arriba.

        Entre estas premisas se distingue y sobrentiende, en primer término, una de carácter objetivo: la existencia del objeto (sistema de objetos) cuyo comienzo se procura hallar. Además, el objeto debe estar desarrollado hasta que se descubran sus posibilidades reales, todas sus potencias. Solo en este caso el “núcleo” se revela de modo objetivo como embrión, como punto de partida del todo. Si no se cumple esta condición, el objeto no puede manifestar su categoría más universal.

        Con respecto a la mercancía como célula de la producción burguesa, Marx afirma claramente que solo cuando la fuerza de trabajo adopta para el obrero el carácter de una mercancía que le pertenece, el trabajo adquiere la forma de trabajo asalariado: “Con ello se generaliza al mismo tiempo la forma mercantil de los productos del trabajo.” [El Capital]. Esto significa que solo a partir de este momento la mercancía se convierte en célula de la producción capitalista y puede ser determinada racionalmente, sirviendo entonces como punto de partida para la investigación. Lo que Marx dice de la mercancía vale para cualquier otro “comienzo” del proceso ascensional.

        Entre las premisas subjetivas para la búsqueda de la “célula” cabe señalar en primer término el nivel de conocimiento científico sobre el objeto que se trata de investigar mediante este método. Hay que estudiar el objeto hasta poder determinar algunas de sus categorías más generales (así como en la economía política anterior a Marx, que fue el primero en aplicar el método, se habían separado las categorías del dinero, el capital, la renta territorial. El salario, etc.). Esta distinción de las categorías es imprescindible, porque sin ellas y sin una comparación con las mismas es desde todo punto de vista imposible establecer la “célula”. Su reconocimiento se realiza en el primer estadio del proceso cognoscitivo que denominamos antes el movimiento de lo concreto (realmente concreto) a lo abstracto, y que por su carácter es el estadio analítico. Resulta, pues, evidente, que sin movimiento de los realmente concreto a lo abstracto no se puede llevar a cabo el ascenso de lo abstracto a lo concreto en el pensamiento.

        Se entiende que para la búsqueda de la “célula” es de suma importancia el método dialéctico en su aspecto general y la habilidad del investigador para emplearlo como instrumento del conocimiento. Porque es evidente que sin el método dialéctico, o si el investigador no sabe aplicarlo correctamente, no se puede hablar en modo alguno de la determinación de la “célula”, del punto de partida.

        Tales son las premisas básicas para la búsqueda del “comienzo”, el punto de partida del ascenso de lo abstracto a lo concreto.

Nota

(*) Este escrito corresponde a la Introducción que lleva por título Método de investigación de la obra de Mitrofan N. Alexeiev Dialéctica de las Formas del Pensamiento. El texto se ha tomado de la Editorial Platina de Buenos Aires, 1964.

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